Defensores de la fe en Barcelona

Grata sorpresa la de Rival Sons este 2014. Formados en Los Angeles, empezaron siendo un puro émulo de Led Zeppelin, musical y estéticamente, y aunque su infuencia sigue siendo predominante en su sonido, están consiguiendo desmarcarse y adquirir personalidad propia. Y en su actuación de ayer, como defensores de la fe auténtica, hasta consiguieron demostrar que sigue habiendo creyentes en Barcelona.

Para su única fecha en España, eligieron la Ciudad Condal y, para nuestra sorpresa (y la del promotor), tuvieron que cambiar el primer escenario escogido, Razzmatazz3, por uno mayor: Bikini. Y es que con su cuarto disco, Great Western Valkyrie, su obra más redonda hasta la fecha, público y crítica parecen haberse congraciado con la banda. Yo mismo, me cuento entre ellos, pues tras verlos en su debut en el Azkena Rock Festival de hace unos años, me parecieron una banda carente de todo interés, no por malos sinó por clonos.

Pero cuatro discos ya, y la experiencia de tocar en grandes recintos abriendo para algunos clásicos del rock (AC/DC, Alice Cooper), parecen haber hecho mella. Con cambio de bajista e introducción de más teclado, su sonido ha abierto el abanico y ya exploran los sonidos del rock psicodélico y más bluesero de los 70’s. Y buena prueba fue que la sala se quedó pequeña para acoger una noche de poderoso rock setentero. Pero no por la afluencia de sextagenarios, sino que fue el público joven el que llenó la sala. Curioso tratándose de Barcelona, donde aparte de los 300 que nos movemos habitualmente por los conciertos de rock, los riffs de guitarras han dejado de interesar a un público mayoritario. O no. Crucemos los dedos.

Y aparte de un buen disco, ¿qué tienen Rival Sons? Pues sin llegarme a emocionar, fue su directo de ayer lo que me ha convencido y hoy mismo estoy escuchando de nuevo Great Waltern Valkyrie con otros oídos. Y apunto a tres factores su incipiente éxito en estos momentos:

  1. La voz de Jay Buchanan, un portento. Recuerda muchísimo a Robert Plant, más por la cadencia, el feeling y los recursos que por el timbre, no es tan agudo. Y en directo es sublime, impacta más que en disco incluso.
  2. La imagen. Alguien les ha recomendado que pulan su aspecto y a la moda, y así se han quitado el perfil desaliñado de melenudos guitarrreros y han ajustado el pelo con gomina y los pantalones con elásticos, al estilo de los Kings of Leon. Buena jugada, si sirve para atraer hacia el rock clásico a los hipsters y seguidores del pop pseudo-rock que demasiado a menudo las multis nos quieren colar.
  3. Hora y media larga de concierto, como debe ser. No es de recibo que muchos de estos grupos jóvenes, especialmente los que se dicen rockero, despachen una actuación con 70′ minutos. Como los grandes, Springsteen, Black Crowes, Zeppelin, Pearl Jam, Grateful Dead y todos los clásicos, un concierto no debe bajar de la hora y media. Y así lo hicieron, y sin jams ni la necesidad de alargar sinsentido las canciones. Ni siquiera se comunicaron verbalmente apenas con el público. Música y más música, sin altibajos. Y con el fantástico trabajo de su guitarrista, celebrando sin excesos pero con precisión, una noche de guitarra cruda y dura.

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